Zayn entró junto a otro hombre. «Diosa, hazme disfrutar», me dijo. Encantada, pensé. Aunque no estaba dispuesta a dejar tan pronto el mando.
Harry se sentó a observar. Quizá podía permitir que él mandase de nuevo, pero sólo un poco.
Jefrey, un nuevo compañero de juegos, se puso sobre mí. Sentir su calor me incitaba a dejarme hacer lo que quisiera. Decidió poseerme y yo se lo permití sabiendo que Harry nos miraba.
Después, otro hombre decidió poseerme también. ¡No podía pedir más! Pero, había más…
Harry, a mi lado, no dejaba de mirar la escena mientras un hombre le hacía gozar con la maestría de sus labios. Compartíamos el gozo de ser poseídos al mismo tiempo.
Ver a Harry disfrutando con otro hombre me provocaba todavía más.
Nuestras miradas se cruzaron mientras nos dejamos llevar, hasta gritar a la vez.
Tras el fin, Harry me cogió y me llevó con él a la ducha. «¿Todo bien?», preguntó como hacía siempre. Esta vez, quizá debía preguntárselo yo…
Nuestras bocas se necesitaban y se anhelaban, y se juntaron en un profundo beso. Queríamos más y lo tuvimos.
Susurramos palabras excitantes y nos agarramos mutuamente, como si no quisiéramos despegarnos nunca.