Cita 15 “Cuatro No Son Multitud”
Escucharle describir lo que deseaba que otros me hicieran, era lo más excitante que había oído.
Deseaba cumplir cada una de sus fantasías.
«Ahora mismo estás tan excitada qué harías cualquier cosa», me dijo. Tragué saliva, tenía razón.
Salimos del jacuzzi y me cubrió con una toalla. «Quiero experimentar a tu lado», le dije cada vez más valiente. Me besó con pasión y después caminamos hacia la casa.
Escuché jadeos tras una puerta entreabierta. «¿Quieres que pasemos?», preguntó Harry. «Sí, pero no te alejes de mí», le dije. «Nunca, eres mía», me hizo sentir más segura.
Los anfitriones pararon y nos miraron para recibirnos. «Tú decides», me dijo. «Deseo jugar», respondí siendo más libre a cada instante.
Tom se levantó, me rodeó y sentí su desnudez en mi espalda, mientras me desabrochaba el biquini. Harry no apartó su mirada ni un segundo. ¡Estaba tan excitada! Escucharle dar órdenes me hizo saber que no le negaría nada en aquella habitación.
«¿Puedo tocarla?», preguntó Tom. Harry respondió con un sí y las manos de su amigo acariciaron todo mi cuerpo. Mis pechos, mi cintura, mis muslos… Lou se acercó.
Escucharle describir lo que deseaba que otros me hicieran, era lo más excitante que había oído.
Deseaba cumplir cada una de sus fantasías.
«Ahora mismo estás tan excitada qué harías cualquier cosa», me dijo. Tragué saliva, tenía razón.
Salimos del jacuzzi y me cubrió con una toalla. «Quiero experimentar a tu lado», le dije cada vez más valiente. Me besó con pasión y después caminamos hacia la casa.
Escuché jadeos tras una puerta entreabierta. «¿Quieres que pasemos?», preguntó Harry. «Sí, pero no te alejes de mí», le dije. «Nunca, eres mía», me hizo sentir más segura.
Los anfitriones pararon y nos miraron para recibirnos. «Tú decides», me dijo. «Deseo jugar», respondí siendo más libre a cada instante.
Tom se levantó, me rodeó y sentí su desnudez en mi espalda, mientras me desabrochaba el biquini. Harry no apartó su mirada ni un segundo. ¡Estaba tan excitada! Escucharle dar órdenes me hizo saber que no le negaría nada en aquella habitación.
«¿Puedo tocarla?», preguntó Tom. Harry respondió con un sí y las manos de su amigo acariciaron todo mi cuerpo. Mis pechos, mi cintura, mis muslos… Lou se acercó.