Las manos de una mujer me acariciaban. Me pregunté si sería ella con la que Harry deseaba verme aquella noche.
Sus manos pequeñas y suaves recorrieron mi piel y después quisieron acariciar a Harry. Ambas lo hicimos. Llevé sus manos hacia él y, juntas, empezamos a darle placer.
Harry se dio la vuelta y me besó de nuevo, acariciándome a mí, mientras permitía que ella le acariciase a él.
Nuestros dedos se chocaban en la oscuridad. Seis manos que querían abarcarlo todo y a todos.
Harry me sacó de la habitación dejando allí a la mujer. No era ella. Mientras nos dirigíamos a la barra, vi a Louis y a Zayn jugando con otra. Habría querido ser yo. ¿Tan pronto me habían reemplazado?
En la barra, Harry pidió bebida para los dos. Mi amor me acarició el rostro y me susurró: «Te quiero».
Me ofreció un taburete y me senté. Me presentó a unos cuantos amigos, mujeres y hombres.
Charlamos con ellos hasta que me pidió: «Abre las piernas».
Lo hice sin importarme si los demás podían verme. Al contrario, me excitaba saber que sería así.
Una mujer comenzó a acariciarme lentamente. «Ella va a ser la que juegue contigo esta noche», afirmó Harry.
La mujer se alejó diciendo que nos esperaba en otra habitación. Harry me miró. «¿Estás dispuesta a jugar?»